Pequeño oratorio cuadrado y cegado, enmarcado en sus cuatro esquinas por columnas toscanas de arenisca, tiene en su centro la boca de piedra caliza del pozo que da nombre a la ermita y donde fue hallada la imagen de la Virgen del Rosario, siendo entonces venerada como Virgen del Martirio. Las Actas del Concejo de Ugíjar de 1.606 recogen lo siguiente:
“Los moros la quitaron del sitio y lugar donde estaba y con una soga de esparto a la garganta la trajeron arrastrando por las calles y la echaron en el fuego para quemarla, después de haberle dado muchas cuchilladas y porque ni con ellas la pudieron ofender ni quemarla en el dicho fuego, de donde claro se ve que Nuestro Señor fue servido de que la bendita imagen quedase entera aunque maltratada. Los moros, prosiguiendo en su mal intento, la echaron en un pozo donde estuvo quince o diez y seis años hasta que, en efecto, del dicho pozo se sacó sin estar corrupta ni maltratada la madera de la bendita imagen”.
La tradición oral dice así:
“En un año, especialmente seco, dada la escasez de agua, y haberse secado alguna fuente, los vecinos del Bárbol decidieron limpiar un viejo pozo que había en el barrio, el cual se encontraba sucio y lleno de desechos. Iniciaron la tarea con un azadón, que iba sacando la tierra y los objetos que obturaban el pozo, y profundizaba, cada vez más. De pronto, del fondo del pozo, y de forma perfectamente audible para cuantos trabajaban en las tareas de limpieza, se escucho una voz que gritaba: ¡Martirio me llamo¡ ¡Martirio es mi nombre! La azada acababa de hundirse en algo cuya consistencia era diferente del blando barro; y como un resorte, al golpe de la azada, había sonado la voz.”

 

En la actualidad, la imagen de la Virgen del Martirio presenta una raja o hendidura en la frente, en la parte superior derecha de la ceja, que la tradición siempre ha asimilado como prueba irrefutable de la veracidad de los hechos: la imagen se sacó del pozo, se colocó en la iglesia, se consideró milagrosa, posteriores portentos vendrían a corroborarlo, y el cabildo reunido en sesión la declaró Patrona de la Ciudad y se comprometió a celebrar una fiesta y feria en su honor para siempre jamás. Y lo cierto es que lleva más de 400 años celebrándose. Hay un testimonio que ofreció D. Lorenzo Cepeda, gobernador de Órgiva el día 30 de enero de 1669, es el más valioso, se relata en la página 473 de las Actas. Y por él sabemos incluso el nombre del dueño de la casa en la que se ubicaba el pozo. Se trataba de su abuelo. “Y la imagen de nuestra Señora del Martirio de Uxixar se halló en un pozo de una casa del abuelo deste testigo de muchos y grandes milagros que ha obrado Dios por medio de la santa imagen”. Para desagraviarla de los martirios que sufrió esta sagrada imagen por los moriscos, se instituyó una Cofradía con sus constituciones, el 3 de octubre del año 1606, firmaron los cofrades, y el 4 de enero del siguiente año aprobó el Sr. Castro, quien con este motivo le encargó a su Provisor Don Justino Antolinez hiciese información de los muchos mártires de por aquella persecución padecieron por la fe de Cristo en aquellas tahas o vicarias.

 

Bibliografía

– Castro, Eduardo (1995). Guía General de La Alpujarra. Caja General de Ahorros de Granada. Granada